miércoles, julio 1

No es por insistir, aunque lo haga con bastante frecuencia, pero lo que anda suelto a media tarde por el barrio del Llano es para hacer un estudio demográfico en profundidad. Ayer, sin ir más lejos tuvimos la suerte de observar, mientras caía una tormenta veraniega, como dos jóvenes gachupines patrullaban el parque con de la Serena blandiendo sendas pistolas de aire comprimido y, de cuando en cuando, se mandaban unas ráfagas ante la alegría y alborozo de los parroquianos.

Debido a los calores intrínsecos de la tormenta estival, se acrecentó en 4 puntos la aparición de snipers en las ventanas, uséase, vecinos que ante el sopor de su propia existencia, buscan diversión pasando la tarde asomados a la ventana. Pues bien, ayer se pudo observar la presencia de familias enteras turnándose para asomarse, así como varios snipers desnudos, buscando la evaporación rápida.

Y me pregunto yo, ¿es posible relacionar la conducta de un barrio entero mediante un nexo común, como por ejemplo su alimentación? ¿es posible que empresas de semillas transgénicas hayan tomado el barrio del Llano como centro de experimentación secreta?

Antes de tacharme de conspiranoico, espera a ver la prueba empírica. Gracias a unos contactos en la Empresa Municipal de Aguas de Gijón, hemos podido realizar esta misma mañana un trabajo de campo que aclara para siempre las dudas sobre la excepcionalidad de las gentes del popular barrio gijonés.

¿De qué modo puede ayudarnos la EMA para arrojar luz en esta sospecha de alteración genética? Pues bien, ante la imposibilidad de analizar a cada individuo por separado, se me ha ocurrido analizar sus desechos. Y el plan no es dar tupperwares aleatoriamente para analizar su heces, no. La idea es adentrarnos por las alcantarillas y ver, in situ, qué se cuece una vez que estos seres tiran de la cadena.

Pues bien, la EMA nos ha permitido introducir una cámara robotizada por el ramal de una de las calles más populares del barrio (vía que no revelaremos de cara a evitar agravios comparativos), para así intentar acercarnos lo más posible, hablando siempre en términos relativos, a los ojetes (con perdón) de nuestros conciudadanos.

El resultado es este:



Una vez acostumbrada la vista (porque al principio su puede pensar que estamos ante una colonoscopia o las hoy tan de moda lavativas a las finas hierbas), podemos comprender la naturaleza del experimento, la tubería y el detalle en el que hacen zoom los técnicos de la EMA.

Efectivamente, amigos, ahí hay algo que tiene un latido propio. He de decir que los técnicos municipales no era precisamente becarios del Plan Piles, sino tres hombres curtidos en cientos de fosas sépticas y otros pozos de la alegría y he de señalar que dos de ellos acabaron regurgitando el pincho de tortilla mientras el tercero echaba mano a la estampita de la Santina que llevaba en la cartera mientras manejaba el mecanismo óptico.

Ahora es momento que un equipo del CSIC tome el relevo y continúe las investigaciones ya que el fenoméno claramente nos supera. Hemos demostrado que parte de lo que campa por los duodenos de los vecinos y, horror, quizá dentro de los nuestros propios, sigue con vida, aún después de realizar el tránsito y ser arrojado al saneamiento municipal.

Mucho ojo cuando merques esas galletas de marca alemana o etiqueta en cuatro idiomas de los que tres son de escritura cirílica, es posible que estés dando tu consentimiento a ser el huésped de una criatura, que una vez analizadas las pruebas, tiene poco de entrañable.

Feliz aperitivo :D

Lo que la alcantarilla esconde

No es por insistir, aunque lo haga con bastante frecuencia, pero lo que anda suelto a media tarde por el barrio del Llano es para hacer un estudio demográfico en profundidad. Ayer, sin ir más lejos tuvimos la suerte de observar, mientras caía una tormenta veraniega, como dos jóvenes gachupines patrullaban el parque con de la Serena blandiendo sendas pistolas de aire comprimido y, de cuando en cuando, se mandaban unas ráfagas ante la alegría y alborozo de los parroquianos.

Debido a los calores intrínsecos de la tormenta estival, se acrecentó en 4 puntos la aparición de snipers en las ventanas, uséase, vecinos que ante el sopor de su propia existencia, buscan diversión pasando la tarde asomados a la ventana. Pues bien, ayer se pudo observar la presencia de familias enteras turnándose para asomarse, así como varios snipers desnudos, buscando la evaporación rápida.

Y me pregunto yo, ¿es posible relacionar la conducta de un barrio entero mediante un nexo común, como por ejemplo su alimentación? ¿es posible que empresas de semillas transgénicas hayan tomado el barrio del Llano como centro de experimentación secreta?

Antes de tacharme de conspiranoico, espera a ver la prueba empírica. Gracias a unos contactos en la Empresa Municipal de Aguas de Gijón, hemos podido realizar esta misma mañana un trabajo de campo que aclara para siempre las dudas sobre la excepcionalidad de las gentes del popular barrio gijonés.

¿De qué modo puede ayudarnos la EMA para arrojar luz en esta sospecha de alteración genética? Pues bien, ante la imposibilidad de analizar a cada individuo por separado, se me ha ocurrido analizar sus desechos. Y el plan no es dar tupperwares aleatoriamente para analizar su heces, no. La idea es adentrarnos por las alcantarillas y ver, in situ, qué se cuece una vez que estos seres tiran de la cadena.

Pues bien, la EMA nos ha permitido introducir una cámara robotizada por el ramal de una de las calles más populares del barrio (vía que no revelaremos de cara a evitar agravios comparativos), para así intentar acercarnos lo más posible, hablando siempre en términos relativos, a los ojetes (con perdón) de nuestros conciudadanos.

El resultado es este:



Una vez acostumbrada la vista (porque al principio su puede pensar que estamos ante una colonoscopia o las hoy tan de moda lavativas a las finas hierbas), podemos comprender la naturaleza del experimento, la tubería y el detalle en el que hacen zoom los técnicos de la EMA.

Efectivamente, amigos, ahí hay algo que tiene un latido propio. He de decir que los técnicos municipales no era precisamente becarios del Plan Piles, sino tres hombres curtidos en cientos de fosas sépticas y otros pozos de la alegría y he de señalar que dos de ellos acabaron regurgitando el pincho de tortilla mientras el tercero echaba mano a la estampita de la Santina que llevaba en la cartera mientras manejaba el mecanismo óptico.

Ahora es momento que un equipo del CSIC tome el relevo y continúe las investigaciones ya que el fenoméno claramente nos supera. Hemos demostrado que parte de lo que campa por los duodenos de los vecinos y, horror, quizá dentro de los nuestros propios, sigue con vida, aún después de realizar el tránsito y ser arrojado al saneamiento municipal.

Mucho ojo cuando merques esas galletas de marca alemana o etiqueta en cuatro idiomas de los que tres son de escritura cirílica, es posible que estés dando tu consentimiento a ser el huésped de una criatura, que una vez analizadas las pruebas, tiene poco de entrañable.

Feliz aperitivo :D