sábado, junio 20

Los restaurantes están cambiando

Al igual que la música, la moda y la ropa interior, todo cambia. Y una realidad palpable es que los chigres de siempre están dando un giro para adaptarse a las nuevas demandas de los clientes.

De un tiempo a esta parte, y de cara a lograr una distinción con el resto de la competencia, los hosteleros tratan de hacer de su local único. Ahora se cuidan detalles que hace unos años nadie reparaba en ellos. Desde el hilo musical, que otrora se nutría de cd's de música lounge de ascensor, hemos pasado a poner Pericote-Chill-Out, Nu-Jazz y otros excesos ambientales que hacen imposible tararear nada entre la ensalada y el entrecot.

Otro tema en el que se busca la distinción en es el nombre, y más que el nombre en acotar el negocio. Antes había tres tipos básicos de negocios. Bar, Restaurante y Mesón. Pensarás que se te ocurren más variedades. Pues sí, las había pero no dejaban de ser atisbos de hacerse el guay. Una cafetería no deja de ser un bar pero con una vaporetta y 10 kilos de café 'El Gallego'. Una cervecería es el intento fallido de montar un bar de parroquianos y ante la falta de aforo se trata de ganarse a la mocedad a base de Mahous y alpiste salado.

El Restaurant en favor de restaurante, dice mucho del empresario. Quitamos una vocal y el negocio se vuelve más moderno, más internacional, más azafrán, más de todo. Pues bien, vuelve esa tendencia.

No es raro escuchar la nueva apertura de un gastrobar en algún barrio elegante de tu ciudad o villa marinera. ¿Gastrobar? Da la impresión que es el bar de siempre pero con pinchos de tortilla de chorizo. Pues no, se trata de un nuevo concepto. Pagas por cenar 50 euros, pero en mesas de madera de Pino Valsaín, puedes renunciar al corsé de la mesa tradicional y tapear en taburete y atiende, ¡por el mismo precio sin sobrecoste alguno!

Los camareros van ataviados con un mandil diseño Balenciaga y con una sonrisa de medio lado que te hace pasar la velada temiendo que te aliñen las endibias caramelizadas con otros fluidos que no sean jugos de Módena.

Y lo más importante, ¿sabes cómo darse cuenta que estás en un local distinto? Cuando te disculpas de tu pareja y/o invitados y te vas al baño y te encuentras con esto:
Ambientes mágicos

Date cuenta, ¿ves el alicatado? cómo logran el envejecido vintage de los azulejos ni idea, pero desde luego el efecto gastrourinario está conseguidísimo. Parece que estás en Casa Aurora. ¿Y esos mingitorios? De metro cincuenta y de loza salvaje de la Granja de San Idelfonso, igualmente envejecida por el luthier de Roca.

Si añadimos la ausencia de iluminación eléctrica en favor de la ecología y el olor a cera de iglesia enfrentándose mano a mano con el geuníno olor a orín, hace la experiencia de ir a vaciar el tanque uno de los placeres de estos nuevos establecimientos, donde hasta la roña, parece roña genuína.

Un gustazo.

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