viernes, enero 23

La seguridad es el tema recurrente; de cuando en cuando salen noticias, fotos sobre el tema de la prevención, accidentes, anécdotas... y si no se inventan. La seguridad vende, amigos.

Pues bien, para los no iniciados el asunto este de la seguridad y salud es un rollo acojonante y no son conscientes de que a la vuelta de la esquina les espera la sorpresa. Veamos a continuación una, a priori, entrañable estampa invernal a la que el clima nos tiene acostumbrados en estas fechas:
Palotiando después de la nevada
Ahí lo tienes, da lo mismo que sea Peñamellera Baja que Guadálajar, Espein. Cuando nieva a veces pasan estas cosas, que nieva de cojón. Y que se te acumule un metro ochenta en el tejado no es muy agradable, por mucho que se suponga que aguante la estructura. Porque luego hiela y igual cae un tapín de 4 kilos a la calle e igual matas al hijo del alcalde y a lo mejor no te dan la licencia para la chabola nueva.

Total, que te subes al tejado con una pala y las botas de pescar. Así de primeras la cosa pinta peligrosa: primero porque según abres la ventana que te lleva al tejado, te encuentras que hay nieve como para una boda y que no se ven las tejas; y segundo: ¿quién te dice a ti que revolviendo con la pala de los cojones no vas a ocasionar un mini alud y acabas en la acera?

El sentido común te pica en el cerebelo y te pide que te ates o algo. Al final optas por el algo y lo que haces es llamar a tu cuñado que viene también con botas de río y con otra pala. Tú abres camino y el te sigue mientras avanzas por el tejado. Produciéndose estampas tan majas como esta:
El miedo es un estado cerebral
Ahí los tienes, acercándose al alero, palotiando como campeones. Pero claro, no pasa nada porque nunca pasa y sobre todo porque eres un paisano como los de antes; sin miedo al vacío.

A abrigarse que viene el temporal.

Trabajos invernales

La seguridad es el tema recurrente; de cuando en cuando salen noticias, fotos sobre el tema de la prevención, accidentes, anécdotas... y si no se inventan. La seguridad vende, amigos.

Pues bien, para los no iniciados el asunto este de la seguridad y salud es un rollo acojonante y no son conscientes de que a la vuelta de la esquina les espera la sorpresa. Veamos a continuación una, a priori, entrañable estampa invernal a la que el clima nos tiene acostumbrados en estas fechas:
Palotiando después de la nevada
Ahí lo tienes, da lo mismo que sea Peñamellera Baja que Guadálajar, Espein. Cuando nieva a veces pasan estas cosas, que nieva de cojón. Y que se te acumule un metro ochenta en el tejado no es muy agradable, por mucho que se suponga que aguante la estructura. Porque luego hiela y igual cae un tapín de 4 kilos a la calle e igual matas al hijo del alcalde y a lo mejor no te dan la licencia para la chabola nueva.

Total, que te subes al tejado con una pala y las botas de pescar. Así de primeras la cosa pinta peligrosa: primero porque según abres la ventana que te lleva al tejado, te encuentras que hay nieve como para una boda y que no se ven las tejas; y segundo: ¿quién te dice a ti que revolviendo con la pala de los cojones no vas a ocasionar un mini alud y acabas en la acera?

El sentido común te pica en el cerebelo y te pide que te ates o algo. Al final optas por el algo y lo que haces es llamar a tu cuñado que viene también con botas de río y con otra pala. Tú abres camino y el te sigue mientras avanzas por el tejado. Produciéndose estampas tan majas como esta:
El miedo es un estado cerebral
Ahí los tienes, acercándose al alero, palotiando como campeones. Pero claro, no pasa nada porque nunca pasa y sobre todo porque eres un paisano como los de antes; sin miedo al vacío.

A abrigarse que viene el temporal.

martes, enero 20

Con este titular no me quiero referir a los hábitos de los creyentes en lo respectivo a hábitos de higiene textil y su correcto secado, sino a la epopeya que en según que viviendas, es el tender la ropa:
Solo el penitente tenderá

Vemos la habilidad del vecino de tender en ángulo agudo para evitar el agujero. Cualquier día nos hace un salto de fe y acaba con suerte en la terraza del segundo.

A ver si al vecino le da este 2009 por renovar terraza o por el contrario sigue viviendo emociones fuertes al ir a buscar los marianos al tendal.

Solo el penitente tenderá

Con este titular no me quiero referir a los hábitos de los creyentes en lo respectivo a hábitos de higiene textil y su correcto secado, sino a la epopeya que en según que viviendas, es el tender la ropa:
Solo el penitente tenderá

Vemos la habilidad del vecino de tender en ángulo agudo para evitar el agujero. Cualquier día nos hace un salto de fe y acaba con suerte en la terraza del segundo.

A ver si al vecino le da este 2009 por renovar terraza o por el contrario sigue viviendo emociones fuertes al ir a buscar los marianos al tendal.

sábado, enero 17

¿Alguna vez te da la sensación que en tu obra se te escaquea alguno de la contrata? ¿Notas que cuando los miras entrecerrando los ojos escrutándolos, alguno traga saliva? ¿Ignoras que cuando te das la vuelta te hace burla la mayoría? Pues ten cuidado porque igual estás sufriendo de absentismo presencial dentro del centro de trabajo.

Hoy en día cada vez se sufre más este mal del que adolecen según los estudios del INE, un 35% de los centros de trabajo. ¿Cómo se llega a este extremo? Se ha intentado relacionar estos altísimos niveles de escaqueo con los distintos niveles de exposición de la obra (véase ambiente marino en el norte, ambientes especiales como en Extremadura), llegando a resultados poco concluyentes.

También existen teorías que relacionan estos desplantes con el color de los cascos de la contrata, cosa que tampoco ha llevado a ningún sitio, más que a constatar que el de casco blanco suele ser el que mete miedo a los que lo tienen de otros colores.

No es ni el primer ni el segundo correo que me envían comentándome anónimamente casos de escaqueo que hacen saltar las lágrimas, pero es que el que me ha llegado esta semana eleva el listón a nuevo nivel. Se trata de un compañero que trabaja de jefe de obra en un bloque de viviendas todo exterior de 6 alturas y que sufre, agárrate, de lucro siestante.

¿En qué consiste este lucro? Pues bien, se trata básicamente de uno o, dios no lo quiera, más operarios que después de comer y volviendo teóricamente al tajo se dedican a echar una siesta dentro de la obra. El problema no parece muy grave en un principio y seguro que piensas que pueden ser fácilmente detectados y reducidos. Pues bien, aquí empieza el primer problema:

La formación. No tratamos con muñones mentales, señores. Años de cursos, formación y el tesón de los técnicos han acabado por crear a un operario evolucionado. Evidentemente evolucionan los mejores y este caso los pufistas ahora son pufistas 2.0 mucho más jetas de lo que hatsa ahora nos tenían acostumbrados.

Recorren el centro de trabajo buscando ángulos muertos, aleros no vigilados, zonas oscuras y ahí acometen con sus pigarcios pasándonos luego horas de trabajo de más. El problema es que hasta este momento nunca se había cazado a uno de estos neo-pufistas de obra en el acto, pero eso fue hasta esta semana.

El compañero que nos cuenta su historia consiguió gracias a un vecino de un bloque anejo, la siguiente fotografía que ilustra un grave caso de lucro siestante:
Aprovechando ángulos muertos

Se nota que no es su primera vez; ataviado con su colchón, almohada cervical, pose distraída y en una terraza de una planta en la que no suele haber mucha gente. Sin abusar de su condición, toma pequeñas siestas de veinte minutos cada 2 horas cambiando constantemente de planta y escondrijo.

No obstante esta fotografía acabó siendo la evidencia que hizo caer una célula de una conocida contrata que no citaré aquí ya que los procesos judiciales siguen abiertos.

Así que ya sabes, sal de la caseta y date paseos a horas y zonas aleatorias que nunca se sabe cuando tiene uno un jeta de este calibre por la obra.

El lucro siestante

¿Alguna vez te da la sensación que en tu obra se te escaquea alguno de la contrata? ¿Notas que cuando los miras entrecerrando los ojos escrutándolos, alguno traga saliva? ¿Ignoras que cuando te das la vuelta te hace burla la mayoría? Pues ten cuidado porque igual estás sufriendo de absentismo presencial dentro del centro de trabajo.

Hoy en día cada vez se sufre más este mal del que adolecen según los estudios del INE, un 35% de los centros de trabajo. ¿Cómo se llega a este extremo? Se ha intentado relacionar estos altísimos niveles de escaqueo con los distintos niveles de exposición de la obra (véase ambiente marino en el norte, ambientes especiales como en Extremadura), llegando a resultados poco concluyentes.

También existen teorías que relacionan estos desplantes con el color de los cascos de la contrata, cosa que tampoco ha llevado a ningún sitio, más que a constatar que el de casco blanco suele ser el que mete miedo a los que lo tienen de otros colores.

No es ni el primer ni el segundo correo que me envían comentándome anónimamente casos de escaqueo que hacen saltar las lágrimas, pero es que el que me ha llegado esta semana eleva el listón a nuevo nivel. Se trata de un compañero que trabaja de jefe de obra en un bloque de viviendas todo exterior de 6 alturas y que sufre, agárrate, de lucro siestante.

¿En qué consiste este lucro? Pues bien, se trata básicamente de uno o, dios no lo quiera, más operarios que después de comer y volviendo teóricamente al tajo se dedican a echar una siesta dentro de la obra. El problema no parece muy grave en un principio y seguro que piensas que pueden ser fácilmente detectados y reducidos. Pues bien, aquí empieza el primer problema:

La formación. No tratamos con muñones mentales, señores. Años de cursos, formación y el tesón de los técnicos han acabado por crear a un operario evolucionado. Evidentemente evolucionan los mejores y este caso los pufistas ahora son pufistas 2.0 mucho más jetas de lo que hatsa ahora nos tenían acostumbrados.

Recorren el centro de trabajo buscando ángulos muertos, aleros no vigilados, zonas oscuras y ahí acometen con sus pigarcios pasándonos luego horas de trabajo de más. El problema es que hasta este momento nunca se había cazado a uno de estos neo-pufistas de obra en el acto, pero eso fue hasta esta semana.

El compañero que nos cuenta su historia consiguió gracias a un vecino de un bloque anejo, la siguiente fotografía que ilustra un grave caso de lucro siestante:
Aprovechando ángulos muertos

Se nota que no es su primera vez; ataviado con su colchón, almohada cervical, pose distraída y en una terraza de una planta en la que no suele haber mucha gente. Sin abusar de su condición, toma pequeñas siestas de veinte minutos cada 2 horas cambiando constantemente de planta y escondrijo.

No obstante esta fotografía acabó siendo la evidencia que hizo caer una célula de una conocida contrata que no citaré aquí ya que los procesos judiciales siguen abiertos.

Así que ya sabes, sal de la caseta y date paseos a horas y zonas aleatorias que nunca se sabe cuando tiene uno un jeta de este calibre por la obra.

viernes, enero 2

En estos días de compras desaforadas, uno se da cuenta de la imperiosa necesidad del pequeño comercio de toda la vida de adaptarse a las nuevas condiciones que impone el mercado para no quedarse desfasado y desaparecer. Las grandes superficies con su presupuesto casi ilimitado para marketing y publicidad pueden ahogar al negocio del tendero de siempre.

Se sigue creyendo, a mi juicio erróneamente que con un trato personalizado ya se tiene todo arreglado. nada más lejos de la realidad, porque lo del trato no funciona. Más cuando atienden de puta pena en la mayoría de las tiendas a todo aquel que no sea cliente habitual y que no supere los 50 años.

Lo que necesita la gente es que el tendero se adelante a las necesidades de la mayoría, en definitiva, que se abra paso. Y si de paso consigue que sus productos sean accesibles a cualquier hora del día, el negocio es evidente. Veamos a continuación una fotografía que aporta Luisja desde el barrio de La Calzada en Gijón y que ilustra perfectamente los frutos de un departamento de I+D+I, en este caso de industrias cárnicas:
Casquería 24h

Efectivamente, una máquina de venta automática 24 horas, pero que evita la salida fácil de usarlo como punto de venta de aperitivos variados, bebidas o, como hemos llegado a ver en el barrio del Llano, tangas comestibles. Aquí se arriesga y se llena la máquina con despiece cárnico variado, ave, caza e incluso con toques delicatessen de casquería.

¿Es que a nadie se le había ocurrido esto antes? ¿nadie fue capaz de ver el nicho de mercado que existía en el mundo de la carnaza? Hombre por favor, llevo esperando esto media vida. Esas noches que andas por casa ausente mirando en la despensa, la nevera... tas refalfiau de todo tipo de alimentos, nun topas nada afoyaizo porque nun sabes lo que quieres. Pero en el fondo tu píloro lo sabe de sobra, lo que te apetez ye unos riñones a la riojana. Pero claro, ¿dónde cojones topas riñones a las 3 de la mañana? Ni se te ocurra pensar en un bazar paquistaní, o en la gasolinera, porque van a reirse en tu cara al expresar tu necesidad.

Hombre por favor, o que estás en medio de una gargacoa, aparecen visitas sorpresa y sube el antojo de criollo exponencialmente y te ves sin suministros. ¿Qué haces? ¿quedas como la Gocha-Pumarín ofreciendo un chorizo rojo extra? poder puedes, pero vamos, el que tien antojo de criollo, que i-ofrezcas un chorizu grasu nun i-va a sentar ni medio bien. Con esta máquina dices que vas a por hielo y en un cuartín de hora tienes criollo en casa como pa una boda; gargacoa salvada.

Bueno, y por no mentar el tema de los antojos de embarazo. Ahora que vuelve a preñar la gente de forma masiva, cuántos homes tienen que ver con impotencia que sus mujeres gordas como cebollas les exigen un bocadillo de sobrasada con nata y todo esto un domingo por la noche. Le des lo que le des que no sea lo que piden, te lo van a tirar a la cara, además de recordarte que "la que lo va a parir es ella" y que "eres poco hombre" y el dañino "un paisano de verdad me conseguiría la sobrasada". Gracias a la máquina el antojo se apaña y se conserva y potencia la pareja.

Lo dicho, chapó para el empresario que acaba de dar el paso. No me extrañaría que incluso enfrentándose a la mofa de los compañeros del gremio. Veremos cuando en unos meses ponga la primera máquina en la calle Corrida si esas burlas se tornan en envidia.

Nuevas necesidades, nuevos servicios

En estos días de compras desaforadas, uno se da cuenta de la imperiosa necesidad del pequeño comercio de toda la vida de adaptarse a las nuevas condiciones que impone el mercado para no quedarse desfasado y desaparecer. Las grandes superficies con su presupuesto casi ilimitado para marketing y publicidad pueden ahogar al negocio del tendero de siempre.

Se sigue creyendo, a mi juicio erróneamente que con un trato personalizado ya se tiene todo arreglado. nada más lejos de la realidad, porque lo del trato no funciona. Más cuando atienden de puta pena en la mayoría de las tiendas a todo aquel que no sea cliente habitual y que no supere los 50 años.

Lo que necesita la gente es que el tendero se adelante a las necesidades de la mayoría, en definitiva, que se abra paso. Y si de paso consigue que sus productos sean accesibles a cualquier hora del día, el negocio es evidente. Veamos a continuación una fotografía que aporta Luisja desde el barrio de La Calzada en Gijón y que ilustra perfectamente los frutos de un departamento de I+D+I, en este caso de industrias cárnicas:
Casquería 24h

Efectivamente, una máquina de venta automática 24 horas, pero que evita la salida fácil de usarlo como punto de venta de aperitivos variados, bebidas o, como hemos llegado a ver en el barrio del Llano, tangas comestibles. Aquí se arriesga y se llena la máquina con despiece cárnico variado, ave, caza e incluso con toques delicatessen de casquería.

¿Es que a nadie se le había ocurrido esto antes? ¿nadie fue capaz de ver el nicho de mercado que existía en el mundo de la carnaza? Hombre por favor, llevo esperando esto media vida. Esas noches que andas por casa ausente mirando en la despensa, la nevera... tas refalfiau de todo tipo de alimentos, nun topas nada afoyaizo porque nun sabes lo que quieres. Pero en el fondo tu píloro lo sabe de sobra, lo que te apetez ye unos riñones a la riojana. Pero claro, ¿dónde cojones topas riñones a las 3 de la mañana? Ni se te ocurra pensar en un bazar paquistaní, o en la gasolinera, porque van a reirse en tu cara al expresar tu necesidad.

Hombre por favor, o que estás en medio de una gargacoa, aparecen visitas sorpresa y sube el antojo de criollo exponencialmente y te ves sin suministros. ¿Qué haces? ¿quedas como la Gocha-Pumarín ofreciendo un chorizo rojo extra? poder puedes, pero vamos, el que tien antojo de criollo, que i-ofrezcas un chorizu grasu nun i-va a sentar ni medio bien. Con esta máquina dices que vas a por hielo y en un cuartín de hora tienes criollo en casa como pa una boda; gargacoa salvada.

Bueno, y por no mentar el tema de los antojos de embarazo. Ahora que vuelve a preñar la gente de forma masiva, cuántos homes tienen que ver con impotencia que sus mujeres gordas como cebollas les exigen un bocadillo de sobrasada con nata y todo esto un domingo por la noche. Le des lo que le des que no sea lo que piden, te lo van a tirar a la cara, además de recordarte que "la que lo va a parir es ella" y que "eres poco hombre" y el dañino "un paisano de verdad me conseguiría la sobrasada". Gracias a la máquina el antojo se apaña y se conserva y potencia la pareja.

Lo dicho, chapó para el empresario que acaba de dar el paso. No me extrañaría que incluso enfrentándose a la mofa de los compañeros del gremio. Veremos cuando en unos meses ponga la primera máquina en la calle Corrida si esas burlas se tornan en envidia.