jueves, junio 25

Algo genético de la época en que vivíamos en cuevas y teníamos la misma esperanza de vida que un lemming, hace que de cuando en cuando nos veamos tomando la iniciativa y sacando lo mejor de nosotros mismos dejando boquiabiertas y ojipláticas a nuestras parejas e incluso a nuestra familias políticas.

Solemos hacernos los remolones, ya que las tareas manuales son, para que negarlo, cansadas. Y además generalmente estas tareas que precisan de nuestro instinto cavernario, suelen ser ideas geniales de ellas, tales como cambiar una cortina, montar un sinfonier para el retoño o arreglar el grifo que gotea.

Pero una cosa si que está clara, una vez que nos ponemos hacemos que se arrepientan de habernos levantado de nuestro trono de pensar. Desplegamos toda la ferramienta disponible, generamos un nivel adecuado de suciedad y desperdicios acordes con la maniobra y acompañamos la faena con gruñidos sordos, maldiciones por lo bajini y sudores mientras nos observan hacernos con la alcayata de marras.

Pues bien, dentro de las tareas que se pueden llegar a realizar en una vivienda, las hay fáciles, menos fáciles, difíciles y realmente complicadas. Eso sí, aunque no tengamos ni los conocimientos, ni los medios, ni la entereza de pedir ayuda cuando nos vemos perdidos, por nuestros cojones que acabar se acaba. Veamos un par de ejemplos de estas tareas tediosas de fontanería casera.

En primer lugar, tenemos a la joven pareja que abandona la tiranía del asfalto y compra una "entrañable" casina en Pinzales en medio de la naturaleza. Tras despertar del arrebato agro-folk, los urbanitas se percatan que los paisanos de antes no tenían calefacción y que se tizaba a diario para mantener la casa caliente. Tras sopesar una décima de segundo la idea de comprar carbón y al instante desecharla, ella dice que la caldera la puede instalar un primo de ella que es fontanero. Él, con cara de sobrau baja al sótano con un lápiz y una llave inglesa y anuncia que para la hora de cenar habrá agua caliente. Tres días después, nos encontramos con esto:
Aislando el pasatubo

Vemos que tras afuracar la pared había que sellar, y qué mejor sellador que treinta tubos de Supergén™. Para hacer masa un par de rodillos de cocina de esos que regaló la suegra cuando se casaron y pista

En segundo lugar tenemos a una pareja de Corvera de Asturias, que están viviendo en usufructo en el piso de la abuela de ella. Tras pasar una semana "en una nube" con la nueva vivienda, al poco tiempo empiezan a verle las pegas. Que si el colchón no es que esté blando, es que ruedas hasta el centro, que si cierras la ventana y pasa el aire por la carpintería...

Pues bien, de tanto usarlo se gasto el monomando (que no el amor) de la cocina. Ella sugiere comprar uno nuevo y llamar a un fontanero. Él, que tiene una FP y las prácticas acabadas pone la cara esa de "yo controlo" y dice que lo arregla él. Mientras hay que cortar el agua o hacer un apaño en la cocina; fácil, este rapazón no tarda tres días, en diez minutos se despacha con esto:
No hay fuga que se resista

Ahí lo tienes; rápido, eficaz y con ese toque que hace imposible negar que lo has hecho tu mismo. La envidia de las amigas de ella cuando vengan a casa. "Lo hizo mi Robertín, con esas manitas". Otro tema será arreglar el monomando, pero eso ya para la próxima vez que de tanto dar la turra, dejes de ver la película y por no aguantarla más, decidas ponerte a hacer de hombre de la casa.

Via There I fixed it


Una de fontanería casera

Algo genético de la época en que vivíamos en cuevas y teníamos la misma esperanza de vida que un lemming, hace que de cuando en cuando nos veamos tomando la iniciativa y sacando lo mejor de nosotros mismos dejando boquiabiertas y ojipláticas a nuestras parejas e incluso a nuestra familias políticas.

Solemos hacernos los remolones, ya que las tareas manuales son, para que negarlo, cansadas. Y además generalmente estas tareas que precisan de nuestro instinto cavernario, suelen ser ideas geniales de ellas, tales como cambiar una cortina, montar un sinfonier para el retoño o arreglar el grifo que gotea.

Pero una cosa si que está clara, una vez que nos ponemos hacemos que se arrepientan de habernos levantado de nuestro trono de pensar. Desplegamos toda la ferramienta disponible, generamos un nivel adecuado de suciedad y desperdicios acordes con la maniobra y acompañamos la faena con gruñidos sordos, maldiciones por lo bajini y sudores mientras nos observan hacernos con la alcayata de marras.

Pues bien, dentro de las tareas que se pueden llegar a realizar en una vivienda, las hay fáciles, menos fáciles, difíciles y realmente complicadas. Eso sí, aunque no tengamos ni los conocimientos, ni los medios, ni la entereza de pedir ayuda cuando nos vemos perdidos, por nuestros cojones que acabar se acaba. Veamos un par de ejemplos de estas tareas tediosas de fontanería casera.

En primer lugar, tenemos a la joven pareja que abandona la tiranía del asfalto y compra una "entrañable" casina en Pinzales en medio de la naturaleza. Tras despertar del arrebato agro-folk, los urbanitas se percatan que los paisanos de antes no tenían calefacción y que se tizaba a diario para mantener la casa caliente. Tras sopesar una décima de segundo la idea de comprar carbón y al instante desecharla, ella dice que la caldera la puede instalar un primo de ella que es fontanero. Él, con cara de sobrau baja al sótano con un lápiz y una llave inglesa y anuncia que para la hora de cenar habrá agua caliente. Tres días después, nos encontramos con esto:
Aislando el pasatubo

Vemos que tras afuracar la pared había que sellar, y qué mejor sellador que treinta tubos de Supergén™. Para hacer masa un par de rodillos de cocina de esos que regaló la suegra cuando se casaron y pista

En segundo lugar tenemos a una pareja de Corvera de Asturias, que están viviendo en usufructo en el piso de la abuela de ella. Tras pasar una semana "en una nube" con la nueva vivienda, al poco tiempo empiezan a verle las pegas. Que si el colchón no es que esté blando, es que ruedas hasta el centro, que si cierras la ventana y pasa el aire por la carpintería...

Pues bien, de tanto usarlo se gasto el monomando (que no el amor) de la cocina. Ella sugiere comprar uno nuevo y llamar a un fontanero. Él, que tiene una FP y las prácticas acabadas pone la cara esa de "yo controlo" y dice que lo arregla él. Mientras hay que cortar el agua o hacer un apaño en la cocina; fácil, este rapazón no tarda tres días, en diez minutos se despacha con esto:
No hay fuga que se resista

Ahí lo tienes; rápido, eficaz y con ese toque que hace imposible negar que lo has hecho tu mismo. La envidia de las amigas de ella cuando vengan a casa. "Lo hizo mi Robertín, con esas manitas". Otro tema será arreglar el monomando, pero eso ya para la próxima vez que de tanto dar la turra, dejes de ver la película y por no aguantarla más, decidas ponerte a hacer de hombre de la casa.

Via There I fixed it


martes, junio 23

Estamos a poco más de un mes para que sea abra la puerta a la nueva edición de la Feria de Muestras de Asturias, aka. feria de la quincalla, aka. feria de bocandrillo de calamares.

Pues bien, como cada año, los fabricantes ultiman las novedades para sorprender al ya sobre-estimulado público con la intención de colocarles sus productos. Y si hay un gremio que se está resintiendo por la desaceleración acelerada, es el gremio de los prefabricados.

Si conoces el recinto ferial, no tienes más que cruzar por la puerta principal, que en frente ya te topas con los chalets prefabricados que llevan cogiendo polvo 15 años. Un par de soluciones que van desde la cabaña de madera que más que para vivir da para agazaparse con el Cetme a la espera de la propia captura, y uno más dotado y atrezado, que desde el exterior tiene el aspecto de una vivienda. Apariencia que queda en duda si se visita el interior y se golpean las paredes de cartoné, que anticipan noches de ruidos de los críos o las risas de los suegros cuando vayas a defecar a media noche.

Hay que innovar; y gente con perres sigue habiendo, así que es la hora del prefabricado. Esas parcelas edificables pueden pasar en menos de un mes a lucir con un chalet tirolés de maderona que resaltará y aportará diversidad a la ya agotado y cansino paisaje de casas a cuatro aguas con teja romana.

Pes bien, estuve esta semana en las instalaciones de un fabricante que cree que tiene la fórmula para dinamitar el mercado de la vivienda prefabricada con nuevos diseños más atractivos, aún si cabe. Al verme de menos de 40 años, y tras la presentación general, me llevó a la urbanización donde tienen montadas las casas piloto y aparcó delante de una en concreto. El emprendedor me dice, "no me dirás que esto no os vuelve locos a los jóvenes":
La casa Window

Ahí lo tienes. Parece ser que se puso este buen hombre en manos de una consultora madrileña que le hizo un estudio de mercado para ver en qué podía mejorar los diseños de sus viviendas. Tras desembolsar una cantidad indecente, creerme que realmente indecente, de dinero, le sueltan unos bocetos con la idea de la casa "Windows" o casa "Wifi".

El empresario, tuvo a bien a seguir las indicaciones de diseño, pero alterando el nombre a "Manhattan". Sabia decisión, ya puestos a gastar dinero, ¿qué prefieres?, ¿vivir en la caseta Wifi o plantar tu colchón de látex de la Nasa en tu magna vivienda prefabricada de dos plantas modelo Manhattan?. Está claro.

Vender no se si va a vender muchas, pero desde luego que este verano se va a hablar de la casa esta. Tela, tela los que vienen empujando...

Lo último en casas prefabricadas

Estamos a poco más de un mes para que sea abra la puerta a la nueva edición de la Feria de Muestras de Asturias, aka. feria de la quincalla, aka. feria de bocandrillo de calamares.

Pues bien, como cada año, los fabricantes ultiman las novedades para sorprender al ya sobre-estimulado público con la intención de colocarles sus productos. Y si hay un gremio que se está resintiendo por la desaceleración acelerada, es el gremio de los prefabricados.

Si conoces el recinto ferial, no tienes más que cruzar por la puerta principal, que en frente ya te topas con los chalets prefabricados que llevan cogiendo polvo 15 años. Un par de soluciones que van desde la cabaña de madera que más que para vivir da para agazaparse con el Cetme a la espera de la propia captura, y uno más dotado y atrezado, que desde el exterior tiene el aspecto de una vivienda. Apariencia que queda en duda si se visita el interior y se golpean las paredes de cartoné, que anticipan noches de ruidos de los críos o las risas de los suegros cuando vayas a defecar a media noche.

Hay que innovar; y gente con perres sigue habiendo, así que es la hora del prefabricado. Esas parcelas edificables pueden pasar en menos de un mes a lucir con un chalet tirolés de maderona que resaltará y aportará diversidad a la ya agotado y cansino paisaje de casas a cuatro aguas con teja romana.

Pes bien, estuve esta semana en las instalaciones de un fabricante que cree que tiene la fórmula para dinamitar el mercado de la vivienda prefabricada con nuevos diseños más atractivos, aún si cabe. Al verme de menos de 40 años, y tras la presentación general, me llevó a la urbanización donde tienen montadas las casas piloto y aparcó delante de una en concreto. El emprendedor me dice, "no me dirás que esto no os vuelve locos a los jóvenes":
La casa Window

Ahí lo tienes. Parece ser que se puso este buen hombre en manos de una consultora madrileña que le hizo un estudio de mercado para ver en qué podía mejorar los diseños de sus viviendas. Tras desembolsar una cantidad indecente, creerme que realmente indecente, de dinero, le sueltan unos bocetos con la idea de la casa "Windows" o casa "Wifi".

El empresario, tuvo a bien a seguir las indicaciones de diseño, pero alterando el nombre a "Manhattan". Sabia decisión, ya puestos a gastar dinero, ¿qué prefieres?, ¿vivir en la caseta Wifi o plantar tu colchón de látex de la Nasa en tu magna vivienda prefabricada de dos plantas modelo Manhattan?. Está claro.

Vender no se si va a vender muchas, pero desde luego que este verano se va a hablar de la casa esta. Tela, tela los que vienen empujando...

sábado, junio 20

Al igual que la música, la moda y la ropa interior, todo cambia. Y una realidad palpable es que los chigres de siempre están dando un giro para adaptarse a las nuevas demandas de los clientes.

De un tiempo a esta parte, y de cara a lograr una distinción con el resto de la competencia, los hosteleros tratan de hacer de su local único. Ahora se cuidan detalles que hace unos años nadie reparaba en ellos. Desde el hilo musical, que otrora se nutría de cd's de música lounge de ascensor, hemos pasado a poner Pericote-Chill-Out, Nu-Jazz y otros excesos ambientales que hacen imposible tararear nada entre la ensalada y el entrecot.

Otro tema en el que se busca la distinción en es el nombre, y más que el nombre en acotar el negocio. Antes había tres tipos básicos de negocios. Bar, Restaurante y Mesón. Pensarás que se te ocurren más variedades. Pues sí, las había pero no dejaban de ser atisbos de hacerse el guay. Una cafetería no deja de ser un bar pero con una vaporetta y 10 kilos de café 'El Gallego'. Una cervecería es el intento fallido de montar un bar de parroquianos y ante la falta de aforo se trata de ganarse a la mocedad a base de Mahous y alpiste salado.

El Restaurant en favor de restaurante, dice mucho del empresario. Quitamos una vocal y el negocio se vuelve más moderno, más internacional, más azafrán, más de todo. Pues bien, vuelve esa tendencia.

No es raro escuchar la nueva apertura de un gastrobar en algún barrio elegante de tu ciudad o villa marinera. ¿Gastrobar? Da la impresión que es el bar de siempre pero con pinchos de tortilla de chorizo. Pues no, se trata de un nuevo concepto. Pagas por cenar 50 euros, pero en mesas de madera de Pino Valsaín, puedes renunciar al corsé de la mesa tradicional y tapear en taburete y atiende, ¡por el mismo precio sin sobrecoste alguno!

Los camareros van ataviados con un mandil diseño Balenciaga y con una sonrisa de medio lado que te hace pasar la velada temiendo que te aliñen las endibias caramelizadas con otros fluidos que no sean jugos de Módena.

Y lo más importante, ¿sabes cómo darse cuenta que estás en un local distinto? Cuando te disculpas de tu pareja y/o invitados y te vas al baño y te encuentras con esto:
Ambientes mágicos

Date cuenta, ¿ves el alicatado? cómo logran el envejecido vintage de los azulejos ni idea, pero desde luego el efecto gastrourinario está conseguidísimo. Parece que estás en Casa Aurora. ¿Y esos mingitorios? De metro cincuenta y de loza salvaje de la Granja de San Idelfonso, igualmente envejecida por el luthier de Roca.

Si añadimos la ausencia de iluminación eléctrica en favor de la ecología y el olor a cera de iglesia enfrentándose mano a mano con el geuníno olor a orín, hace la experiencia de ir a vaciar el tanque uno de los placeres de estos nuevos establecimientos, donde hasta la roña, parece roña genuína.

Un gustazo.

Los restaurantes están cambiando

Al igual que la música, la moda y la ropa interior, todo cambia. Y una realidad palpable es que los chigres de siempre están dando un giro para adaptarse a las nuevas demandas de los clientes.

De un tiempo a esta parte, y de cara a lograr una distinción con el resto de la competencia, los hosteleros tratan de hacer de su local único. Ahora se cuidan detalles que hace unos años nadie reparaba en ellos. Desde el hilo musical, que otrora se nutría de cd's de música lounge de ascensor, hemos pasado a poner Pericote-Chill-Out, Nu-Jazz y otros excesos ambientales que hacen imposible tararear nada entre la ensalada y el entrecot.

Otro tema en el que se busca la distinción en es el nombre, y más que el nombre en acotar el negocio. Antes había tres tipos básicos de negocios. Bar, Restaurante y Mesón. Pensarás que se te ocurren más variedades. Pues sí, las había pero no dejaban de ser atisbos de hacerse el guay. Una cafetería no deja de ser un bar pero con una vaporetta y 10 kilos de café 'El Gallego'. Una cervecería es el intento fallido de montar un bar de parroquianos y ante la falta de aforo se trata de ganarse a la mocedad a base de Mahous y alpiste salado.

El Restaurant en favor de restaurante, dice mucho del empresario. Quitamos una vocal y el negocio se vuelve más moderno, más internacional, más azafrán, más de todo. Pues bien, vuelve esa tendencia.

No es raro escuchar la nueva apertura de un gastrobar en algún barrio elegante de tu ciudad o villa marinera. ¿Gastrobar? Da la impresión que es el bar de siempre pero con pinchos de tortilla de chorizo. Pues no, se trata de un nuevo concepto. Pagas por cenar 50 euros, pero en mesas de madera de Pino Valsaín, puedes renunciar al corsé de la mesa tradicional y tapear en taburete y atiende, ¡por el mismo precio sin sobrecoste alguno!

Los camareros van ataviados con un mandil diseño Balenciaga y con una sonrisa de medio lado que te hace pasar la velada temiendo que te aliñen las endibias caramelizadas con otros fluidos que no sean jugos de Módena.

Y lo más importante, ¿sabes cómo darse cuenta que estás en un local distinto? Cuando te disculpas de tu pareja y/o invitados y te vas al baño y te encuentras con esto:
Ambientes mágicos

Date cuenta, ¿ves el alicatado? cómo logran el envejecido vintage de los azulejos ni idea, pero desde luego el efecto gastrourinario está conseguidísimo. Parece que estás en Casa Aurora. ¿Y esos mingitorios? De metro cincuenta y de loza salvaje de la Granja de San Idelfonso, igualmente envejecida por el luthier de Roca.

Si añadimos la ausencia de iluminación eléctrica en favor de la ecología y el olor a cera de iglesia enfrentándose mano a mano con el geuníno olor a orín, hace la experiencia de ir a vaciar el tanque uno de los placeres de estos nuevos establecimientos, donde hasta la roña, parece roña genuína.

Un gustazo.

jueves, junio 18

Da igual que acabes de inventar un robot de cocina que hace al mismo tiempo arroz con almejas y frixuelos todo en el mismo habitáculo, o que acabes de conseguir la franquicia de la parrilla de George Foreman para el bajo Nalón, que si no tienes un medio de publicitar tu producto, estás condenado a ver como cría pelusa en el almacén.

Eso mismo debió de pensar este emprendedor del barrio del Llano, cuando llegó a sus manos un accesorio para potas que evita que al hervir el guiso que no derrame líquido. Tras tener el invento, hizo un análisis de quien iba a ser el target de su producto. En este caso, la destinataria prototípica estaba clara; mujer blanca (aunque usualmente con dos capas de polvo del desierto kashmere por la cara), que suele bajar en zapatillas a sacar la basura, que ansía vivir en el quinto en vez de en el tercero, no por intuir el Cantábrico, sino por poder fisgar con más profundidad de campo cuando hace sus guardias asomada a la ventana y, lo más importante, que a pesar de llevar 40 años cocinando siempre se le pegan las lentejas.

Definida la presa, ahora hay que pensar en el medio. ¿Campaña viral en la red? Estos troles de roca la única red que conocen es la que se ponen para entrar al sarcófago cada noche para alargar la vida de sus cardados, por lo que descartada. ¿Anuncios en prensa local? Sólo compran la Voz de Asturias los fines de semana y porque regalan coleccionables del estilo "Economía de mineros autistas prerrománicos en la Asturias del siglo XIX". En cartoné, a todo color y que acabará con seguridad en las manos de algún nieto con cara perpleja al recibir semejante ladrillo.

Queda la radio. Pero como estas audiófilas extremas no se salen de Cadena Dial y Radio-Olé, es imposible entrar en estas radiofórmulas cañí que adolecen de publicidad y patrocinios.

Nos quedan las técnicas de guerrilla urbana, el pasquín, la propaganda bélica, el mensaje que te cala y lo recuerdas hasta cuando levantas la taza ya en casa. Te hace falta por tanto un mensaje, un eslogan, unos colores, un parto creativo, un...

¡He! Mírame

Bueno sí, o esto.

Este barrio es para hacer visitas guiadas y no el Madrid de los Austrias...

Marketing agresivo

Da igual que acabes de inventar un robot de cocina que hace al mismo tiempo arroz con almejas y frixuelos todo en el mismo habitáculo, o que acabes de conseguir la franquicia de la parrilla de George Foreman para el bajo Nalón, que si no tienes un medio de publicitar tu producto, estás condenado a ver como cría pelusa en el almacén.

Eso mismo debió de pensar este emprendedor del barrio del Llano, cuando llegó a sus manos un accesorio para potas que evita que al hervir el guiso que no derrame líquido. Tras tener el invento, hizo un análisis de quien iba a ser el target de su producto. En este caso, la destinataria prototípica estaba clara; mujer blanca (aunque usualmente con dos capas de polvo del desierto kashmere por la cara), que suele bajar en zapatillas a sacar la basura, que ansía vivir en el quinto en vez de en el tercero, no por intuir el Cantábrico, sino por poder fisgar con más profundidad de campo cuando hace sus guardias asomada a la ventana y, lo más importante, que a pesar de llevar 40 años cocinando siempre se le pegan las lentejas.

Definida la presa, ahora hay que pensar en el medio. ¿Campaña viral en la red? Estos troles de roca la única red que conocen es la que se ponen para entrar al sarcófago cada noche para alargar la vida de sus cardados, por lo que descartada. ¿Anuncios en prensa local? Sólo compran la Voz de Asturias los fines de semana y porque regalan coleccionables del estilo "Economía de mineros autistas prerrománicos en la Asturias del siglo XIX". En cartoné, a todo color y que acabará con seguridad en las manos de algún nieto con cara perpleja al recibir semejante ladrillo.

Queda la radio. Pero como estas audiófilas extremas no se salen de Cadena Dial y Radio-Olé, es imposible entrar en estas radiofórmulas cañí que adolecen de publicidad y patrocinios.

Nos quedan las técnicas de guerrilla urbana, el pasquín, la propaganda bélica, el mensaje que te cala y lo recuerdas hasta cuando levantas la taza ya en casa. Te hace falta por tanto un mensaje, un eslogan, unos colores, un parto creativo, un...

¡He! Mírame

Bueno sí, o esto.

Este barrio es para hacer visitas guiadas y no el Madrid de los Austrias...