Luego todos son oficial de primera; a poco que saben reconocer un caravista y un fratás, ya son oficiales de primera. Desde luego el ego lo tienen bien hinchado. Eso sí, luego te das cuenta que la mayoría tienen menos experiencia que tú, con lo que tienes que tener a alguien encima tol día por si acaso.
Los que quedan de antes los reconoceras por esa prosa de andamio que tanta fama les procuró desde la noche de los tiempos. Es pasar una mujer simétrica y medio curiosa y ya los tienes abandonando aquello que traen entre manos para dedicarle a la moza toda una suerte de piropos que ni Quevedo en sus mejores tiempos.
Además la mayoría de las mujeres en un primer análisis coinciden en lo violento y poco decoroso del evento de tener fijando en sus carnes seis pares de ojos de paisanos con el mono de obra abierto hasta la zona genital; pero en el fondo les gusta. Si pasan delante de una obra y no las ponen pingando se mosquean al llegar a casa y empiezan a buscarse kilitos de más, estrías y cosas raras.
Pero lo que roza el castaño oscuro es lo que publica el 17 de Julio la Voz de Galicia.
Un jefe de obra, al pasar una moza por la obra se lanzó a la zona genital de la misma y como esta no era boba, trató de escapar, por lo que este cabronazo puso mano en ñalga y la persigió de esta guisa unos metros.
Resultado del numerazo, 5400€ de multa para el jefe de obra y 600€ a abonar a la víctima.
Lo que tiene cojones es que lleguemos a estos extremos. La noticia no apunta es en qué estado se hallaba el sátiro este, cosa que no le exime ni mucho menos, pero por lo menos daría un esbozo de si es así de serie o iba bañao en pacharán.
Por si tenemos pocas cosas que controlar en la obra, habrá que añadir medir la moral de la tropa, las feromonas, el Ph del aliento y si perdió el Sporting el domingo.
1 comentarios:
Y como encima seas rubia...
;)
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