Se trata de Jes-Extender, un alargador de pene casero que evita esos engorrosos momentos de cirugía, vendas e incertidumbre. La máquina en cuestión se basa en la teoría que si alguien te tira de la punta de capullo así de continuo, genera un aumento de grosor y cómo no, de longitud.
Por lo visto las células del cuerpo si tiran de ellas se dividen y multiplican creando un nuevo mango, mejorado. Ya puestos, a ver si sacan algo para hacer crecer fémures, pero sin más dilación, veamos el vídeo:
No me negareis que es una joya el vídeo.
Partimos de la premisa que es un producto para hombres, por lo que trata de ganarse nuestra confianza mediante todo tipo de argucias psicológicas; y tocan todos los palos:
- Tenemos cobertura para los sesenteros adinerados, como queda reflejado con la presencia del cáncamo estilo Papuchi, acompañado de la hembrona de la edad de su nieta. Nos recuerdan que "ellas" se ponen tetas y labios así bien duricos y nos pican para que nos hagamos la pregunta "¿Por qué yo no puedo desear una minga campeona?"; salvando la diferencias que esto sólo cuesta 120€, frente a lo que les cuesta a ellas meterse en siliconas.
- Sale también un testimonio femenino que sirve para horadar a los que tienen el orgullo socavado, que tras una breve reflexión en voz alta, proclama "A mí, me gustan grandes", despachando de un plumazo ese mito sobre si el tamaño importa.
- Tenemos a un barbas al que por lo viso ya calza un churro tamaño estandard, pero que tras ser sondeado por un colega de trabajo se lo piensa. Tras remarcarnos varias veces que él problemas no tiene, decide que con 4 centímetros más iba a ser la comidilla. Poco después, aparece sonriente alertándonos que "Ahora va bien armado".
- Luego viene el que más jodido está con diferencia. Un chaval en un gimnasio que dice que cuando se ducha y compara con los otros gladiadores, que no le salen las cuentas. Vamos, que encima de pajillero de ducha de gimnasio, encima con complejo. Añadiendo dramatismo a la escena, el director del spot nos lo retrata en penumbra, con la cabeza gacha y reconociendo abiertamente que en vez de cetro tiene un timbre.
A estos testimonios ya certeros si añadimos lo de que se puede poner para ir a trabajar (no me quiero ni imaginar que se te caiga yendo a mear, lo comprensivos que iban a estar los compañeros), que durmiendo se puede caer pero que si lo aprietas fuerte que también se puede, y que como dice una de las lascivas mujeres que dan testimonio "que ahora lo hace más a menudo y que le apetece más", ya me imagino que van a vender más aparatos de estos que dobla camisetas en la Feria de Muestras de este año.
Eso sí, ojito que tardarán poco en sacar el Jes-Restorer para devolverte tu amada y ahora dañada colilla a su estado original tras intentar estirarla y acabar con ella en carne viva.
1 comentarios:
Joder, eso es una máquina de trotura, lo de alargarla quién sabe pero lo de hacerla más gorda lo veo difícil difícil..... da miedito..arggg
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