miércoles, noviembre 14

La patata de la discordia

Fácil que no te acuerdes; fácil que ni siquiera lo hayas oído y mucho menos si no eres de Gijón, pero hace un año un bar del barrio de la Calzada optó al Guinness de los records por estar en posesión de un tubérculo de más de kilo y medio y que además tenía forma de can.

Si bien en estos tiempos que corren, la inocencia y la pureza brilla por su ausencia, en un principio creímos a pies juntillas que el hallazgo de la fécula fue nada más y nada menos que un hecho fortuito en el quehacer diario de la cocinera de ese establecimiento.

Cuán equivocados estábamos, amigos. Al final todo sale a la luz y una vez más la bofetada de realidad dejará a más de una persona en estado de perplejidad supina. Esta semana se puso en contacto con nosotros el departamento de promociones del Bar Londres, barrio de la Calzada (Gijón).

El motivo de la nota de prensa era para comunicarnos el inmenso alborozo de los propietarios del local, ya que tras la fécula del pasado ejercicio, se congratulaban en anunciar la aparición de un nuevo capricho de la naturaleza, esta vez de cerca de dos kilogramos y con forma, agárrate, de TORTUGA. Así mismo se nos invita a acercarnos al establecimiento para contemplar y pasar las tardes de tertulia frente a Donatello, el tubérculo; se nos dan datos de contacto además de ir todo ello aderezado con una prosa, para nuestro gusto, fuera de lugar.

Pero ciñámonos a los hechos. Una patata con forma de tortuga aparece en la Calzada casi un año después de su predecesora de forma. ¿Qué nos está diciendo este suceso? ¿Incumple Arcelor Mittal el protocolo de Kyoto y ahora las otrora saludable huerta de Jove da frutos mutantes? Sería sin duda el Pulitzer del año, pero parece ser que la explicación más plausible es la del ENGAÑO.

Efectivamente, el hallazgo de ambas féculas no se debe al azar al echar mano a la bolsa, sino a una red de confidentes que procuran al propietario de este establecimiento la información de la posible aparición de caprichos de la naturaleza de este tipo.

El negocio es evidente; tras desplazarse a Cantabria hace unas semanas el dueño del establecimiento gijonés, adquirió a Donatello, la patata tortuga. Una operación a toda vista costosa, tanto a nivel logístico como humano; sin contar con los desagradables intermediarios, que encarecen injustificadamente el producto final. Así que tras un monto importante y los tragantones de la negociación, tenemos a la tortuga puesta en el bar.

Esta jugada maestra ha sido ya interpretada por un hobbie excéntrico por algunos, por megalomanía o tal vez por un desafortunado intento de dar imagen corporativa al chigre. Pero no amigos, nada más lejos de la realidad; esto es fruto de una maniobra de marketing directo. La patata vende amigos.

Nuevamente la prensa se hace eco del hallazgo y curiosos de toda la villa acuden al establecimiento a admirarla y departir con el dueño mientras se animan con los caldos que allí se sirven. La gente deseosa de temas de conversación se ve calentada por la introducción de rumores intencionados como que la patata se parece a Manuelita, uno de los alter-ego de la Excma. Alcaldesa, o que cuando pierde el Sporting le salen estigmas en las zancas traseras. Todo ello hace que la Calle Cuba sea un hervidero de mitos y leyendas.

Y mientras la gente lleva la patata en la boca al trabajo y a sus hogares donde sigue la tertulia, las arcas del empresario se llenan con los anhelos y esperanzas de sus conciudadanos.

No es nuestro propósito la crítica de un acto capitalista como éste, ya que en el fondo el dueño del bar no obliga a la visita, además recordar que él aporta la fécula y promete hacer tortilla con ella cuando el interés decaiga. Lo que vamos a analizar ahora es las causas:

¿POR QUÉ UNA PATATA Y NO UNA LOMBARDA CON LA CARA DE VALDANO?

  1. Estamos en los albores de 2008 que es, casualmente, el año internacional de la patata auspiciado por la ONU. Con lo que el propietario quiere adelantarse a posibles iniciativas hosteleras de poner patatas con caras de presidentes hispanoamericanos u otras actividades para con la fécula, siendo recordado como el pionero al dar un paso al frente cuando la denostada fécula perdía protagonismo en el pincheo gijonés.
  2. Este año quedó resuelta la conjetura de la patata primigenia. Si amigos, el intríngulis ha sido resuelto. Los libros de texto para el año que viene deberán ser revisados, porque ya sabemos que la patata que Colón trajo a Europa no era otra que patata chilena. ¿Y quien preside la cumbre iberoamericana que recientemente? Michelle Bachelet, presidenta electa de Chile. Con lo que el bar Londres intenta abrirse paso para una hipotético franquiciado ultramar. Tras enterarse en el país andino del homenaje a la fécula colombina que el bar Londres está ofreciendo, no tardará en producirse un contacto lucrante a todas luces.
  3. Es un acto de respuesta al hallazgo de una granada en un saco de patatas en Oviedo el mes pasado. Bien es sabido la rivalidad entre ciudades que se remonta a la noche de los tiempos. Hace unos años un comerciante gijonés encontró una J-Hayber de Epi del 85 en un saco de 20 kilogramos de patata gallega en el mercado del Sur y poco después desde la capital se contestó con la granada piña. Ahora el propietario de la patata tortuga, zanja la competencia llevándola al absurdo y poniendo el listón demasiado alto para el ovetense medio, que como bien sabido por estudios de diámetro craneal es un ser hosco, enjuto y falto de visión espacial.
  4. Es un acto auspiciado por la Asociación Nacional del Tubérculo (ANTUR), para calmar el temor de la población a la noticia que anunciaba bajo unos supuestos estudios científicos que 400 gramos de patata verde bastaban para mandar al hospital a una persona. Al ofrecer esta fécula con aspecto amigable y realizar ingesta pública de la misma se obtiene el Efecto Palomares, tranquilizando a la población y haciendo país a partes iguales.
  5. Por homenaje a la fotografía. Es muy posible que la razón primera del golpe de efecto sea a causa de un amor desmedido a la fotografía en color. El paso del blanco y negro al color pudo dejar huella en la mocedad del propietario del Bar Londres y como aficionado al noble arte de la fotografía es conocedor del hecho de que los Lumiere llegaron a la fotografía en color a través de una patata.
  6. Todo es a raíz de un conflicto con los nuevos inquilinos de Unión Europea. Más que eso; se trata sobre el origen de una de las bebidas transparentes más preciadas por el dueño del Bar Londres, EL VODKA. Estos días en el Parlamento Europeo se debate si el origen del vodka es exclusivo de patata y grano o si puede llevar cítrico, uva o remolacha. El Bar Londres toma partido y muestra a los escandinavos y rusos su apoyo directo mediante la exhibición de la patata, de forma silenciosa pero contundente, dando un paso al socialismo y en contra de estos tiempos que corren en los que el agua ya no sabe a agua ni el vodka a vodka.

Sea como fuere y ante la posibilidad a nuestro ver más que evidente de que los fines últimos de la patata sean otros que el regocijo o el desprestigiado Guinness, exigimos una declaración pública del orgulloso propietario desmintiendo cualquier vinculación sponsorizada por cualquier tipo de organismo.

Así mismo se dará muerte (por analogía animal) al tubérculo lo antes posible para ejecutar la promesa de la tortilla. Este apremio no intenta entristecer al sector pro-Donatello, sino evitar posibles pandemias al hacer una tortilla con un ejemplar de 2 kilogramos y con avanzado estado de descomposición.

Se consultará al Acuario de Gijón la posibilidad, que tanto se oye estos días, de alimentarla con comida de galápago para prolongar su estancia en óptimo estado en el bar; esperamos arrojar algo de luz científica sobre este aspecto que tanto ha arraigado en el barrio.

Finalmente EXIGIMOS la firme promesa de la no proliferación de féculas masivas de cara a la temporada próxima. Para no encontrarnos dentro de un año con un ejemplar de 3 kilos 300 gramos y con la cara de la infanta Leonor y tener ya un conflicto Estatal; cosa que creemos es lo último que desean desde la Calle Cuba.


PD. Hemos vuelto :P

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo al acuariu téngolu boicoteáu de magar que ficieron un tonguísimu en la elección del nombre de la tiburón toro. Taba ganando "felpeyu" (o otru nome paecíu) por abrumadora mayoría cuando de sutrucu van y cierren la encuesta de la página web 15 dís antes de lo previsto y sal "elena" como nome ganador. Lo de que'l tiburón yera fema enteramonos depués, pero eso nun quita pa denunciar esta flagrante violación de los drechos humanos.

PD. que weno que volviste che

karakola dijo...

Y ya era hora ;)

Badges66 dijo...

Chiflaste tu? o chifló el del bar?