Cuando se juntan el dinero por castigo y una artista, a veces salen cosas como estas. El edificio en cuestión es el Ray and Maria Stata Center del MIT de Massachusets y el arquitecto es Frank Gehry. Se inauguró en el año 2004 y acoge tres departamentos del instituto tecnológico.
El complejo en cuestión tiene 40.000 m2 (70.000 incluyendo el parkig y un anfiteatro) y costó la friolera de 300 millones de dólares, pero es sin duda uno de los edificios dedicados a la docencia más impactantes del mundo. Se dice de él, que parece que está sin acabar, que todo está improvisado y que las columnas parece que se van a quebrar en cualquier momento, pero una vez más (y parece que Frank Gehry lo sabe), Dios trabaja a tracción.
El interior destaca por la ausencia de tabiques fijos; una suerte de tabiques móviles da la posibilidad de reconfigurar las estancias según vayan cambiando las necesidades. Todo enfocado para estimular la creatividad de los que allí estudian o trabajan.
Se le ha criticado a Frank Gehry un excesivo coste final de la obra y que no está adaptado al uso diario. Supongo que todo esto es totalmente subjetivo, porque más que menos todos los edificios tienen sus pegas. Y hay que rendirse a la evidencia; en este edificio apetece pasar la mañana, aunque sea haciendo pajaritas.
En parte recuerda al Guggenheim, ya que parece que no hay dos paredes iguales. Salientes, vidrieras, ladrillo, aluminio, piedra, cromados... al doblar la esquina te sorprende con otro detalle. Desde luego, para cualquiera que conozca la facultad de su ciudad, seguro que la cambia por la suya.
Si quieres saber algo más sobre el tema, puedes consultar la biografía de su arquitecto, la web oficial del edificio, hacer una visita virtual o mandarle un correo a Richard Stallman para que te invite a su oficina en el centro.
lunes, julio 24
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