miércoles, enero 10

Algo huele mal en la Judería

No me voy a enrollar mucho porque en este caso los hechos hablan por si solos; el lunes por la tarde fuimos a hacer unas fotos por el casco viejo de Segovia para hacer un trabajo de rehabilitación y patología sobre unas fachadas de la ciudad.

Ya finalizando el recorrido, paseando por el barrio de la Judería y abrumados por el fenómeno de capilaridad que asola a muchos inmuebles, nos topamos con lo que puede ser el origen del cochinillo Segoviano.

Pues si amigos, tras desvelar los misterios de la ingle Segoviana, me veo en disposición de desvelar el no menos misterioso mito del cochinillo.

La leyenda dice que un francés llamado Jacques Lanne empezó a cocinarlo en el siglo XII en Madrid cerca de la plaza mayor. Posteriormente se extendió a Castilla la Vieja y alcanzo apogeo aquí, en la villa segoviana donde Cándido hizo historia.

Pues bien, el cochinillo segoviano, el original, el auténtico, habita en las callejuelas de la Judería. Sin más dilación, he aquí el documento gráfico que lo atestigua:



Sobrecogedor testimonio; lo sé. Esa pareja de ropaje íntimo salpicado frugamente con esa tonalidad, da fe de un hombre con un pasado lleno de aventuras. Y no todas victoriosas por lo que se ve. Estupendamente fijados al cordón con sendas pinzas de madera de Valsaín, ese par de cautivadores (y por qué no, sexys), gallumbos de nariz, alejan con presteza a las ratas voladoras (llamadas también palomas) y a posibles mujeres de dudosa reputación que pudieran alterar la calma hogareña.

Para gozo y disfrute de todos, esta imagen aparece desde ya en el Google earth si tienes activada la etiqueta de Panoramio. Puedes ver un adelanto en el Google Maps aquí, o si ardes en deseo de ubicar geográficamente el hito para una de tus visitas a Segovia, bajarlo puedes para tu Google Earth por acá.

6 comentarios:

Miriam (flxt) dijo...

Jo. Cuando yo dí esa asignatura no me lo pasé tan bien ni de lejos.
Siento que he perdido mi juventud.

Kaleidoscope Girl dijo...

Escalofriante documento. Las lavadoras-secadoras, regalo de la detestable revolución industrial, nos niegan en muchos casos acceder a la intimidad del hombre y de la mujer.

Gracias a gente como Merucu, redescubrimos el encanto de las antiguas tradiciones y de los culos gigantes.

Merucu dijo...

Miriam: ¿La idea de pasarlo bien en la facultad la recuerdas como ver palominos XXL? Que os habrán obligado a ver vosotros, madre... xD

Kale: Y eso que no meto la foto de un zoom en el que se puede ver a la familia bacteria en medio del manchorro tomando unas cañas con torreznos. No se si poner más porque ese mismo día hicimos otra en la que se ven gallumbos marianos color carne y camiseta de manga larga a juego.

iGnacio dijo...

Y en qué categoría de patología de fachada decías que habías catalogao el objeto de estudio...

karakola dijo...

xDDDDDDD

Conque estudiando eh????

Merucu dijo...

Ignacio, si te parece poca patología de eflorescencia...

Bueno eflorescencia o déjate que no lo mande el dueño para Cuarto Milenio de Friker, que igual dice que si miras al palominoponiendo los ojos virolos como cuando los cuadros estos de 3D, que igual se ver la virgen o algo.

xD