Ya que en Segovia los carnavales dan bastante pena, que mejor manera que mandar una representación de los futuros aparejadores a la catedral, vestidos de obispos a dar unas palabras al minarete.
Hay que decir que las habituales del templo al ver a la chavalería prepararse a dar la misa emocionaronse creyendo que la renovación había llegado a la institución; lástima que pronto comenzaron los bailes, movimientos pélvicos, señoras santiguándose y el padre Nicanor a carreras detrás de nosotros.
Que poco festivo es el personal, madre.
sábado, marzo 11
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario