
Hay que decir que las habituales del templo al ver a la chavalería prepararse a dar la misa emocionaronse creyendo que la renovación había llegado a la institución; lástima que pronto comenzaron los bailes, movimientos pélvicos, señoras santiguándose y el padre Nicanor a carreras detrás de nosotros.
Que poco festivo es el personal, madre.
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