Pues esto es lo que pensó Rosalía Rivero, vecina de la parroquia de Mareo (Gijón) al ver desde su casa una fumarea que ascendía al cielo desde la ciudad.
Lo más normal. Si es que es como los que hacen vaticinios a lo Nostradamus; al final alguno acierta. Que si va a caer un meteorito en Colloto, que si los cines de los Fresnos iban a a caer, que si el Oviedo sube... Al final a fuerza de desear algo con fuerza, va y pasa. Y es que uno subestima su poder. Que se lo digan a esta simpática lugareña, que, tras pasar una inolvidable tarde en casa de la suegra (en vez de ir a tomar un cafetín con las amigas o a las rebajas), pues paez ser que llegó bastante cargada a casa y Ramonín, el marido, pues tenía puesto el partido, la radio y los pies en la mesa del salón calzau de chiruques.
Tras dar voces y tratar de cambiar lo que Ramonín lleva impregnao en los genes, asomose a la ventana y mirando pal cielo asoció términos. Mezcló casa, suegra, quemar y ale. Sopresa.
Por suerte arrimose rauda a casa la suegra y nun había pasao nada. La noticia real AQUÍ.
viernes, enero 13
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