Hoy viene en la prensa local la denuncia de un hostelero que alega que tres personas cenaron en su establecimiento el día 24 de febrero y que luego, ensín pagar, salieron picando rueda a punto de chiscar a un camarero que les trató de impedir la huida.
Así de pronto y antes de leer nada más, uno piensa que es posible que el pufismo se esté recrudeciendo, alcanzando niveles de violencia que, por definición, no son concebibles en el pufista, que si bien ye un cabrón, tien guante blanco y nunca llega a poner en riesgo vital a sus víctimas. No obstante veamos más en detalle la denuncia del hostelero:
La dolorosa ascendía a 454'22 euros y gracias a la colaboración del chigreru,
tenemos acceso a ella y su desglose. La descripción facilitada por el dueño es que eran tres paisanos de Gijón de 25, con tatuajes y piercings, pero bien vestidos. Vemos que las calcamonías y los aros de acero causan recelo y temor en el empresario, no obstante al verles lucir unas camisas de novedades Eloína, quedaron aplacados en parte sus prejuicios y los sentó a la mesa.
Por lo que vemos en la cuenta, estos tres rapaces debían de llevar tol día descargando palés porque encargaron, agárrate, ocho parrilladas de mariscu con cigales, bogabantes y tol combo marino. Pa nun quedar de sectarios con la tierra, pidieron también un chuletón pa compartir. Esto regáronlo con sidra y albariño.
El chigreru cuenta apesadumbrado que "fruto de la euforia etílica, los comensales comenzaron a montar un gran escándalo en el comedor, bromeando entre ellos y tirándose viandas, por lo que los camareros tuvieron que llamarles repetidamente la atención". Hombre euforia euforia, no creo yo que diera pa muncho, más si cabe bebieron 3 botelles de sidra y una copina de vino pa cada uno.
A partir de aquí se precipitan los acontecimientos. En los lances de los juegos de borracho, se rompen una copa de cristal (lo menos de Swarovski) y, horror, cayeron al suelo dos platos de riveteada loza. Los comensales se niegan a apechugar con la cuenta y enfilen al parking donde protagonizan una salida picando rueda poniendo en grave peligro a uno de los camareros.
Y hasta aquí lo que cuenta el hostelero.
Ahora bien, aquí hay coses que huelen tan mal como lo que sal de la parrilla del chigre en cuestión. Al que conozca el Llagar de Cabueñes en su época reciente, sabrá como funcionan, pero lo que ya ye de traca es que lleguen tres paisas y encarguen pa ellos solos
OCHO parrilladas de marisco y no pase nada. Joder, como sería la mesa pa cargar semejante orgía marina.
No obstante vemos que les clava en concepto de varios 18 euros; a menos que los bogavantes tuvieran bengalas en vez de antenas habrá que pensar que esas 3000 pesetas de las de antes son de pan.
Y luego lo de la furia etílica, desde luego el periodista hace que uno se imagine a Joe Pesci en 'Uno de los nuestros' lanzando ñocles y amenazando de muerte a los camareros. No obstante paez que el tema alcohólico es la baza principal para derretir al personal porque se asegura que el conductor iba ebrio. Joder, pues si a los ojos del chigreru estos iban mamaos y tomaron 3 botellas de sidra, somos definitivamente una tierra de psico-killers en potencia.
Dos cosas me quedan claras, una ye que vas con una factura, perres, una movida y en El Comercio van, atrécentela y sáquente en la sección de Local. Y la otra ye que esti paisanu que tien el Llagar debe pensar que la gente ye subnormal profunda.
No hay más que dar una vuelta por los alrededores de cabueñes en verano. Tan tolos chigres y merenderos hasta los cojones de gente. Pases por el llagar de esti paisa y no hay ni diox. ¿Por qué? Joder, pues a mi se me ocurren unas cuantas razones. Pa empezar nada más llegar ves que tiene una plantilla de sudamericanos con una cara de tar cobrando 300 euros al mes y durmiendo en toneles de sidra y pa encima, los viste de asturianos, que debe pensar que el efecto ye per-guapu.
Luego siénteste y entre que huel a haber fregao con agua del Piles, tarden en atendete la de diox haya la gente que haya. Ye poner en juego el famoso bivalente tiempu/fame, cuanto más esperes menos va a importate si la vaca llera vieya o si ta seca como la piedra del molín.
Y luego ya la carne. Menos mal que la parrilla ye especialidad de la casa, porque si no nun quiero ni pensar cuantos muertos en cocina iba a haber por incendio a la semana. Da igual el puntu de la carne que pidieras, que van a traete la carne con una costrina de carbón de hulla del pozo Nicolasa.
Lo cojonudo ye que después de arrancar de allí y presignate de que nunca volverás, surgen preguntas. ¿De qué vive esti puntu? Nun hay ni diox, pero ahí sigue. ¿Tará dau de alta como ONG y recibirá subvención estatal por emplear a estos probinos con cara sueño?
Por lo pronto nun ye la primera vez que se oye que esti empresariu debe perres a proveedores por todo Gijón. Nun hay más que leer un poco los comentarios de la noticia para ver que hay gente que tien factures ensin cobrar por reparaciones y pedidos de esti as de la cocina regional. Así que nun sería de extrañar que estos supuestos pufistas nun fueran 3 chavales que por llevar tiempu sin cobrar decidieron pasar por el llagar pa por lo menos llamar la atención.
Mal ellos si es verdad que casi chisquen a un camarero que nun tien culpa de nada, pero sobre todo mal el empresario por tener el negocio esi tapadera andando debiendo perres y ya de copetín, mal al periódico por contar semejante historia sin cotejar nada.
Pero así ta montao esti submundo de los chigres; fútbol es fútbol, joder.
via:
El Comercio