El año pasado más o menos por estas fechas traíamos a este espacio en el que de todo se aprende, a una muchacha que nos enseñaba una nueva forma de limpiar un acristalamiento de tres hojas. Hubo quién se llevó las manos a la cabeza, quién sugirió productos nano-tecnológicos para suplir la exposición al riesgo...
La cosa quedó así. Pero claro, estamos en 2009 y lo del año pasado ya no se lleva. Te das cuenta en todo, en la limpieza por supuesto, pero también en la moda. Este año parece que causa furor entre las féminas más o menos pantaloneras, el embutirse en unos pantalones bien apretados de Escai™. Toda una delicia para ellos, el llegar de madrugada al piso y tratar de separar de la piel de ellas de esa tela para descubrir el gato acostado hervido en su propio jugo, pero en fin, nos estamos yendo del tema principal.
Hoy hablamos de limpiar cristales de forma inusual. Y como las cosas si se cuentan sin ilustrar, la gente te da nula credibilidad, traigo instantánea. Más concretamente de un vecino del entrañable barrio del Llano de Gijón. Cuna otrora de pro-hombres como Carrillo, hoy es más bien el barrio donde todo es posible.
¿Creías que ya nadie bajaba en zapatillas de andar por casa a la calle? ¿añoras ver a la gente sacudir por la ventana alfombras, manteles y recogedores de polvo? ¿recuerdas con cariño a las vecinas asomadas día y noche tomando nota en su cuaderno de bitácora tus horas de entrada y salida? ¿te traían recuerdos a Fallas el ver a los vecinos tirar la colilla por la ventana? Pues bien, todo eso y mucho más se ha recuperado en el Llano.
De un tiempo a esta parte y tras un esfuerzo de padres a hijos se han recuperado estas y otras entrañables tradiciones que hacen que el Llano tenga ahora un aire a Hell's Kitchen en los tiempos que llegó Vito Corleone. Lo que pasa es que como siempre, los hijos superan a los padres y ahora se están viendo nuevos intentos por ampliar el abanico de habilidades vecinales y para ejemplo esta fotografía:
El pixelado es para proteger la identidad del vecino que, como aquellos espontáneos que se lanzaban a los ruedos antañ,o lo que busca es una oportunidad de aparecer en el Varekai del Circo del Sol, no una efímera fama via Internet, así que por eso ocultamos su faz.
Como vemos, a esta gente los protege el espíritu de la navidad. En calcetos, superficie húmeda, expuesto al nordeste y ahí lu tienes, con cara chiste. El mismo efecto lo hubiera conseguido basculando el cristal y sacando el brazo, pero está claro que así se da un mensaje al barrio. No es lo mismo ir escuchando Brahms al 2 en un Renault 12 en una radio Punto Azul, que pasar por Eleuterio Quintanilla en un Ibiza amarillo con la ventanilla bajada y sonando al 20 de volumen en el Piooner™ una de esas saetas de reaggaetón que tanto gustan.
Hoy no hablamos de seguridad ni de limpieza, hablamos de estilo y de envidia de barrio. De bajar luego a la cafetería pedir un tercio y ver reflejado en el Sintasol™ de la barra la cara de los parroquianos murmurando y mirándote de reojo embriagados de admiración.
Hablamos de molar.
La cosa quedó así. Pero claro, estamos en 2009 y lo del año pasado ya no se lleva. Te das cuenta en todo, en la limpieza por supuesto, pero también en la moda. Este año parece que causa furor entre las féminas más o menos pantaloneras, el embutirse en unos pantalones bien apretados de Escai™. Toda una delicia para ellos, el llegar de madrugada al piso y tratar de separar de la piel de ellas de esa tela para descubrir el gato acostado hervido en su propio jugo, pero en fin, nos estamos yendo del tema principal.
Hoy hablamos de limpiar cristales de forma inusual. Y como las cosas si se cuentan sin ilustrar, la gente te da nula credibilidad, traigo instantánea. Más concretamente de un vecino del entrañable barrio del Llano de Gijón. Cuna otrora de pro-hombres como Carrillo, hoy es más bien el barrio donde todo es posible.
¿Creías que ya nadie bajaba en zapatillas de andar por casa a la calle? ¿añoras ver a la gente sacudir por la ventana alfombras, manteles y recogedores de polvo? ¿recuerdas con cariño a las vecinas asomadas día y noche tomando nota en su cuaderno de bitácora tus horas de entrada y salida? ¿te traían recuerdos a Fallas el ver a los vecinos tirar la colilla por la ventana? Pues bien, todo eso y mucho más se ha recuperado en el Llano.
De un tiempo a esta parte y tras un esfuerzo de padres a hijos se han recuperado estas y otras entrañables tradiciones que hacen que el Llano tenga ahora un aire a Hell's Kitchen en los tiempos que llegó Vito Corleone. Lo que pasa es que como siempre, los hijos superan a los padres y ahora se están viendo nuevos intentos por ampliar el abanico de habilidades vecinales y para ejemplo esta fotografía:
El pixelado es para proteger la identidad del vecino que, como aquellos espontáneos que se lanzaban a los ruedos antañ,o lo que busca es una oportunidad de aparecer en el Varekai del Circo del Sol, no una efímera fama via Internet, así que por eso ocultamos su faz.
Como vemos, a esta gente los protege el espíritu de la navidad. En calcetos, superficie húmeda, expuesto al nordeste y ahí lu tienes, con cara chiste. El mismo efecto lo hubiera conseguido basculando el cristal y sacando el brazo, pero está claro que así se da un mensaje al barrio. No es lo mismo ir escuchando Brahms al 2 en un Renault 12 en una radio Punto Azul, que pasar por Eleuterio Quintanilla en un Ibiza amarillo con la ventanilla bajada y sonando al 20 de volumen en el Piooner™ una de esas saetas de reaggaetón que tanto gustan.
Hoy no hablamos de seguridad ni de limpieza, hablamos de estilo y de envidia de barrio. De bajar luego a la cafetería pedir un tercio y ver reflejado en el Sintasol™ de la barra la cara de los parroquianos murmurando y mirándote de reojo embriagados de admiración.
Hablamos de molar.